El cinturón, llamado "obi" en japonés, originalmente no tenía mayor importancia práctica en la vestimenta y moda del antiguo imperio nipón que la de evitar que se abriera el kimono (literalmente de "ki" de "kiru", "llevar" y "mono", "cosa" o "algo"). Pero la importancia no es solo práctica en lo que a la moda se refiere, y más todavía en un pueblo tan espiritual como el japonés. Así, existían y aún subsisten diversos tipos de "obis" que son usados para diversas ocasiones, y lo mismo se puede decir del tipo de nudos que se aplican a los mismos. Entre los más conocidos podemos mencionar al maru obi (el más formal), el fukuro obi (menos formal) y el nagoya obi (el más moderno, surgido en el siglo XIX y menos formal), cuyo nivel de formalidad era inversamente proporcional a su comodidad.
Al extenderse el uso de las artes marciales japonesas y otras, la costumbre de usar un obi o cinturón para atar el atuendo oriental usado en estas disciplinas se hizo universal, ya que la indumentaria de las artes marciales modernas es derivada del kimono, llamada más correctamente y de forma genérica keikogi o keikogui ("gi" era originalmente la ropa interior que se usaba bajo el kimono), y con un nombre específico que lo distingue en diferentes artes marciales: jodogi para el judo, karategi para el karatedo, aikidogi para el aikido, kendogi para el kendo, jujutsugi para el jujutsu, etc.
INDICE
- Cinturón y jerarquía marcial
- Cinturones y economía
- Uso correcto del cinturón y degradación de las costumbres
- Atarse correctamente el cinturón, tutorial práctico
- Cinturón y jerarquía marcial
La versión más romántica dice que el sistema de los cinturones de colores para indicar el nivel del alumno marcial está inspirado en las artes marciales tradicionales y el original uso del cinturón blanco. A medida que se avanza en la práctica de las artes marciales antiguas, el cinturón se iba ensuciando, y esa suciedad "del blanco al negro" indicaba el progreso del alumno, razón por la cual tradicionalmente no se lavan los cinturones, al igual que pasa con las banderas. Podríamos decir que la "opacidad" del cinturón marcaría su "historia", y por lo tanto un reflejo físico de la experiencia marcial etérea y menos cuantificable de su portador. De ahí que en las artes marciales en la que no se usa el cinturón, se tenga como tradición (opcional) no lavar el cinturón blanco, así su suciedad va reflejando "teóricamente" el nivel del alumno, su tiempo de práctica (o, al menos, la continuidad con la que limpian o no el tatami de su dojo ;-) ).
Lo cierto es que en Japón (y posteriormente en el resto del mundo) la introducción de los cinturones de colores es posterior a la definición de grados de aprendizaje entre los alumnos de cada arte marcial, algo creado o al menos institucionalizado por Jigoro Kano en el judo.
Jigoro Kano institucionalizó e hizo popular un sistema de grados usado ya por algunas escuelas de jujutsu, que dividía a los alumnos en "kyus" y "danes". Para identificar este nivel jerárquico entre los alumnos en el dojo, además del orden que se mantiene en la fila al saludar al inicio y fin de la clase, se establecieron tres cinturones distintos: el blanco (sexto, quinto y cuarto kyu), el marrón (tercero, segundo y primer kyu) y el negro (primer a quinto dan).
Los cinturones de colores como intermedio entre el blanco y el negro son un invento posterior surgido de la mano del llamado "método Kawashi" que asociaba ciertos contenidos mínimos que debía dominar cada alumno para acceder a cada cinturón de color, cada uno asociado con un kyu, del sexto al primero, en este orden: blanco, amarillo, naranja, verde, azul y marrón. Como se puede apreciar, el orden elegido para los colores va en función del "oscurecimiento" del blanco hasta llegar al negro, lo cual parece corresponderse con la tradición que anteriormente explicamos como origen del uso del cinturón negro como símbolo de experiencia y por lo tanto de estatus (jerarquía).
A nivel infantil sobre todo, se crearon además cinturones intermedios entre estos, para lograr que los chicos tuvieran un avance más lento y progresivo hasta llegar al cinturón negro.
Se dice que la creación de cinturones se hizo necesaria para que la mentalidad occidental, ávida de progresos, viera reflejado en algo físico sus avances marciales. Quizás por eso aún hoy en Japón (y en las escuelas de artes marciales de todo el mundo que se consideran más tradicionales) se sigue usando principalmente cinturones blanco, marrón y negro (además de los rojos y rojos blancos para los cinturones superiores) para identificar kyus y danes, limitando en general la utilización de los cinturones de colores a la práctica de artes marciales infantiles y al extranjero.
- Cinturones y economía
Pero la liberalización e incorporación de las artes marciales a los deportes las reunió en federaciones, clubes, etc. que también querían su parte de lo que empezaba a ser un incipiente negocio. Así, además de pagar una cuota por practicar y/o aprender un arte marcial, actualmente (en aquellas que se institucionalizaron a nivel deportivo) se cobra por avanzar de nivel o por intentar ser reconocido como de un mayor nivel (exámenes), por pertenecer legalmente a la misma a través de una federación, por participar en cursos, por titularse como profesor para poder enseñar, además de por las diversas indumentarias oficiales necesarias para competir "legalmente", etc.
Esto significa que a mayor cantidad de niveles, mayor es el dinero que deja un practicante en artes marciales para su profesor, club, federación y (muchas veces, por extensión) el gobierno y estado que regula todas estas prácticas deportivas, las tasa con impuestos, etc.
- Uso correcto del cinturón y degradación de las costumbres
La relajación en las buenas costumbres dentro de un dojo, incluso se llegan a adoptar algunas prácticas totalmente contrarias a la filosofía que implica el uso de un cinturón negro. Un ejemplo de esta decadencia de las artes marciales lo constituye la producción por parte de algunos inadaptados de los cinturones gastados artificialmente. En efecto, es sabido que los cinturones negros, con el uso, se van gastando y quedando con trazas blancas. Pues hay personas que buscan lograr lo mismo gastando el cinturón a propósito, como si esto no fuera más que una señal de su propia ignorancia marcial aumentada al cuadrado. Dicho de otra forma: el hábito no hace la monje y la mona, mona queda aunque se vista de seda.
El uso del cinturón no es una excepción, y así vemos tristemente como la mayoría (y no creo sea una exageración, sino una realidad) de los practicantes de artes marciales, incluso de altos niveles, no saben atarse correctamente el cinturón. La falta de la enseñanza de la etiqueta y/o la despreocupación por aprenderla llega a estos preocupantes niveles.
Para empezar, hay que decir que al cinturón hay que tratarlo con respeto, ya que refleja nuestra sabiduría...o debería. De hecho lo hace aunque no lo queramos, ya que podemos verificar un hecho curioso, fruto de cierta "selección natural": aquellos que son buenos artistas marciales en su disciplina llevan "casualmente" en perfectas condiciones de higiene y colocación su atuendo, tanto keikogui como obi, este último bien atado. Los que no, no...por tanto, indica sabiduría, para bien o para mal.
El cinturón también tiene, como es obvio, su razón práctica de ser: impedir que se abra el keikogi es la más evidente. Pero también en algunas artes marciales su función es servir de guía, por ejemplo, para saber si estamos moviendo la cadera como es debido, o para sostener la katana con su funda o el bokken (iado, aikido etc.).
La etiqueta manda que en principio nunca debe dejarse el cinturón tirado en el suelo: si se nos desata durante una práctica, debemos hacer un alto en el entrenamiento para volver a atarlo como es debido. Sin embargo, un cinturón correctamente atado, por definición, nunca debe desatarse durante toda nuestra sesión de aprendizaje marcial, hasta el momento en que lo desatemos nosotros mismos ya que (precisamente) esta es otra de las razones de hacer un nudo correcto con nuestro cinturón. Estos detalles hacen a la autodisciplina marcial.
El cinturón implica cierta jerarquía, y esta cierto orden que a su ve deviene en cierto respeto. En la práctica, esto significa que siempre hay que atender e intentar aprender más de aquellos que portan cinturones más "altos" que los nuestros. A su vez, la rei shiki dice que nunca debe denegarse la invitación a practicar de nadie, pero mucho menos de un cinturón más alto.
El cinturón, como dijimos, implica indirectamente un cierta disciplina con aplicaciones prácticas durante una clase de artes marciales. Por ejemplo, siempre que se trabaje cierta técnica o ejercicio por parejas, y salvo que el profesor o maestro que de la clase haya estipulado lo contrario, empieza a ejecutar la técnica el practicante con cinturón de mayor graduación.
Se dice que el cinturón no debe ser lavado, como ya explicamos. Sin embargo, esto tiene sus contradicciones "morales", sobre todo en aquellas artes marciales en las que se pretende que el no uso de cinturones de colores hasta llegar al cinturón negro implique la igualdad entre todos los practicantes kyus o, al menos, el no marcar la diferencia con una prenda de vestir.
La aplicación de la educación física a las artes marciales hace que se incorporen muchos materiales didácticos a las clases, y se aprovechen los que se tiene como "herramientas" para practicar, y es cierto que esto incluye al cinturón, sobre todo cuando se da clases a chicos. Esto significa que existe la posibilidad de usar el cinturón bajo las órdenes del profesor para realizar algún juego o práctica. Esto no debe considerarse una "afrenta a las costumbres tradicionales" ni mucho menos, ya que de ninguna forma tiene que implicar la pérdida de respeto por el compañero y por el propio cinturón, o el uso del cinturón irrespetuosamente fuera de dicho contexto (antes, durante o después de la práctica) como lamentablemente se puede observar en algunas clases de infantiles (pegarse con el cinturón, dejarlo tirado y seguir practicando sin él, llevarlo mal atado, etc.). El profesor o maestro responsable es el que debe garantizar que se mantenga este respeto independientemente de los momentos lúdicos de la clase.
La experiencia nos enseña que estas son algunas de las pequeñas normas que garantizan un orden y que evitan perder tiempo en clase de artes marciales, ya que (como suele suceder) todo tiene una razón en las disciplinas ancestrales, aunque la desconozcamos.
- Atarse correctamente el cinturón, tutorial práctico
Para que no haya excusas basadas en la ignorancia en esta época en que de nada sirve guardar secretos en las artes marciales, ni en ninguna otra parte (porque el que no da, no recibe), decidimos hacer un video tutorial sobre cómo atarse el cinturón correctamente, según nuestra experiencia y dependiendo el caso, para aquellos que si bien no lo saben, desean aprender, primer paso para toda sabiduría. Pero además aquí explicamos los preceptos más importantes a tener en cuenta para nunca olvidarnos de hacerlo bien.
- ¿Dónde se ata el cinturón?
- ¿Cómo se ata el cinturón?
Luego de hacer el nudo, este puede "asegurarse" de diversas formas, algo sobre todo recomendable en artes marciales de lucha o cuerpo a cuerpo, donde se permite agarrar el keikogi o incluso el propio cinturón durante el combate, como sucede en el judo. En otros casos (como en karatedo) se recomienda todo lo contrario, no hacer un sobrenudo, ya que el sobrante de cinto suelto (las puntas o "bigotes" del cinturón) deben moverse al son de nuestra técnica para indicar un correcto uso de la cadera como expresión del dominio del hara.
- ¿Cómo debe quedar un cinturón bien atado? ¿Qué nudo hay que usar?
Si se divide en dos para empezar a atarlo desde adelante (forma más normal en que aprende a atarse el cinturón los principiantes) lograr esto es físicamente imposible, ya que el cinturón se cruzará a la espalda, no se enrollará sobre sí mismo como debería ser (ver video). Si el nudo no es plano, sino un nudo simple, también es casi imposible conseguir la simetría, por lo que tenemos que esforzarnos en aprender a hacer el nudo plano o cuadrado.
- ¿Dónde debe colocarse el nudo?
En artes marciales el cinturón también suele atarse adelante en casi todos los casos, en la línea media del cuerpo, por cuestiones de practicidad (no de mismo tipo que las trabajadoras del sexo antes mecionadas, claro está ;-) ) aunque también con algunas excepciones, como sucede por ejemplo en algunas escuelas de kempo karate tradicional, donde solamente el maestro puede atarse el nudo en el centro, y los alumnos se lo atan a la derecha (mujer) o a la izquierda (hombre), y atárselo adelante no sólo está mal desde el punto de vista de la etiqueta, sino que implica desafiar a muerte al maestro que da la clase...así que ojo con usar un cinturón mal atado y que se mueva...porque al menos antes constituía un error difícil de remediar ;-).
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